Esa es una pregunta que nos hacemos los pisqueros del siglo 21 que vemos como nuestros esfuerzos por difundir nuestro destilado suelen ser abruptamente detenidos por paradigmas en nuestra joven sociedad. Paradigmas creados por nuestros propios precursores quienes durante siglos impulsaron su consumo puro y al tiempo, considerando casi una herejía el atreverse a beberlo “on the rocks” o en un cocktail.
Nuestra joven sociedad y aun ignorante en el tema pisco, encuentra pilares de nuestra industria que minimizan al consumidor que se atreve a mezclar esa plata líquida que sale de su alambique o falca de cobre, con algún elemento, y que satanizan aún más este acto si no se encuentra acompañada con guitarra y cajón.
Aplaudo con gran entusiasmo y una extraña alegría a quienes beben un chilcano con los insumos y medidas que nos proporciona el gran Roberto Meléndez, pero aplaudo aún más, al punto del éxtasis, a quienes le agregan jarabe de goma, pues sin ser amantes del pisco se atrevieron a probarlo y ahora ayudan a incrementar el consumo per cápita, consumiendo pisco de la manera que más les gusta. Destruyendo ese falso y totalmente erróneo concepto de que el pisco debe beberse puro, porque el pisco señoras y señores debe de ser consumido y punto.
Nuestro rol en la industria ha cambiado, ahora debemos ser quienes brindemos el soporte cultural y técnico al nuevo consumidor de pisco y aplaudir el hecho que le guste el pisco con cranberry juice o acompañado de un gajo de limón. Nuestra labor debe ser la de orientarlo, para que sepa que es un acholado o mosto verde y no asustarlo con una copa de pisco y juzgarlo de que si no lo toma así está mal.
Este es un llamado a todos los que pertenecemos a la industria del pisco y que creemos que no es necesario ponerle un precio excesivo a una botella de 500 ml, solo para darle el “status” que ha creado el whisky a punta de un contundente marketing.
Bebamos el pisco sin prejuicios y de la manera que más nos guste y corramos la voz de que el pisco llego para ser consumido…a tu manera…Salud!!!
AUTOR: Eduardo Arce Palacios
